miércoles, 13 de junio de 2012

Un día en el Seminario Franciscano

¡¡¡ Arriba los corazones!!! son las seis de la mañana, a levantarse. Pronto el elemento líquido auyenta por completo la somnolencia.
Ya estamos despiertos y acicalados.
Nuestra capillita se alegra al vernos entrar. De hinojos adoramos a Dios, le pedimos, mientras el sacerdote celebra el Santo Sacrificio de la misa.

Terminada la misa como no está a nuestro lado nuestra mamacita debemos tender nosotros mismos las camas.

El reloj marca la siete. Somos estudiantes y hay que estudiar. Dedicados 45 minutos para preparar las clases.

Ahora le toca al cuerpo. Hay que tomar providencias hasta las doce. Un humeante y espeso "cocho", una taza de leche y pan. ¿Que tal?.

A las ocho, escoba o escobillón en mano ponenmos bonito nuestro colegio.

Libros bajo el brazo, a las ocho y media se oye la voz solemne del profesor exponiendo áridas o amenas las materias y nosotros como "angelitos" tratando de captar.

Luego de dos clases amarraditas salimos por media hora a recrearnos. Acezantes nos encuentra la campanita que nos llama a reanudar las clases. Así lentamente vamos aprendiendo.

El sol cuando se digna madrugar está en su cenit. Esto indica que hay que reparar las fuerzas y por lo tanto nos dirigimos la refectorio. Ya habrá otra ocasión para referirnos al menú con que nos "agasajaban".

Satisfecho nuestro apetito juvenil, hacemos una breve visita a Jesús.
Síguese una recreación hasta la una y media.

Al igual que por la mañana disponemos de cuarenta y cinco minutos para preparar las clases que se inician a las 14:45.

A las 15:45 no omitimos las ineludibles onces.

Y ahora si que es "cueca compadre", disputamos un reñido partido de fútbol. y para refrescarnos ¿sabeis? tenemos una macanuda piscina. Así refrescados estamos dispuestos para dedicarnos dos horas. Desde la cinco y media a siete a cumplir con las tareas y estudiar.

Temprano es la cena, a las siete y media, y a las ocho nos dedicamos a la lectura por espacio de treinta minutos. Para terminar el día rezamos a la mamita Virgen orando por nuestros padres queridos, bienhechores y demás intenciones.

Finalmente a las nueve nos recogemos a descansar en nuestras mullidas camas.

Hasta otro día pacientes lectores, ya habeis conocido nuestro horario.

Transcrito de "El heraldo Franciscano", órgano literario del Seminario Franciscano San José de La Serena
Autor: E. Baeza G.  1964

1 comentario:

Jorge Acuña dijo...

Me pregunto por qué el autor de este Horario del Colegio habrá firmado "E.baeza.G"... espero y supongo que alguien se acordará del nombre...
Creo que era uno de dos hermanos originarios de Chillán, el otro era R.Baeza.G.
Tengo el recuerdo patente de verlos arrancar despavoridos durante un temblor muy fuerte que sacudió nuestra tierra. Inmagino que deben haber sufrido mucho con el terremoto de 1960 que asoló el sur de Chile.